Respiremos.
Cojamos aire y preparémonos para el chapuzón. El mar se pone de pie, no necesitamos lanzarnos. Vendrá a nosotros una pared de agua que nos devorará y, no sabremos en qué momento sucedió, ni cómo, aunque sí por qué, pero nos hallaremos cubiertos hasta arriba, nadando sin remedio. Y luego llegará una costa limpia que nos ofrecerá arena y sol. Y nos secaremos. Y el mar será un recuerdo que borrar.
14/05/2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario