martes, 26 de enero de 2010

Ahí... para algo.

Estoy muy contento. Pasan cosas y uno siente que está ahí para algo. Es difícil sentir que está uno ahí. Generalmente el personal (¿"el personal"? ¿qué es esto de la vida? ¿una fábrica de bobos muñecos?)... el personal (o lo que coño sea que seamos) pasa como peces al lado de rocas: ni te tocan ni quiere que les toques. ¿Cómo sentir que está uno vivo, entonces?
Pasan cosas y lo que queda, un poso como de hierbas amargas en el fondo de la taza, te revive. Es necesario a veces pincharse en un dedo para acordarse de que existe el dolor y para volver a asustarse.
Cómo explicar qué es eso de sentirse ahí para algo?
Hay quien todavía quiere escucharte... y eso no es tan fácil, y por fin despiertas un poco y sonríes otro poco.
Hoy, en un rápido pero intenso viaje al pasado, he encontrado un cierto sentido a miles de cosas de entonces y, por descontado, a millones de cosas de ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario